Alejandra Cedeno

Daycare Preparation

Del balbuceo a las frases completas: Las etapas del habla de los niños pequeños

El paso de sonidos aleatorios a oraciones completas y significativas es una de las partes más emocionantes del desarrollo infantil temprano. Los niños pequeños pasan por etapas del habla predecibles, cada una basándose en la anterior a medida que amplían su vocabulario, la gramática se desarrolla y la comunicación se vuelve intencional. Comprender estas etapas ayuda a los cuidadores a reconocer el progreso típico, brindar el apoyo adecuado y saber cuándo buscar ayuda adicional.

Por qué es importante el seguimiento de las etapas del lenguaje

El lenguaje es más que palabras; es la base del pensamiento, la interacción social y el aprendizaje. Observar cómo evoluciona el habla de un niño pequeño ofrece pistas sobre su desarrollo cognitivo y social. Algunos retrasos pueden ser transitorios (causados por enfermedades, problemas de audición o diferencias lingüísticas familiares), mientras que otros pueden beneficiarse de una intervención temprana. El seguimiento de los hitos del desarrollo permite a los cuidadores mantener conversaciones informadas con pediatras y, cuando sea necesario, con logopedas.

Cada niño se desarrolla a su propio ritmo; sin embargo, la investigación y la práctica clínica identifican patrones comunes que la mayoría de los niños siguen. Estos patrones son puntos de control útiles, más que reglas estrictas, y ayudan a identificar los momentos en los que un apoyo o estimulación adicional puede marcar una gran diferencia.

Etapa prelingüística (0–12 meses)

Los primeros meses están repletos de aprendizaje, aunque aún no se les habla con claridad. Los recién nacidos responden a las voces, siguen las caras y muestran preferencia por el ritmo y el tono del habla de su cuidador. Estas son habilidades auditivas fundamentales que preparan el terreno para el lenguaje hablado posterior.

A los pocos meses, los bebés empiezan a arrullar y a emitir sonidos vocálicos, experimentando con el tono y el volumen. Entre los 6 y los 9 meses, aparece el balbuceo: combinaciones de consonante y vocal como «ba», «da» y «ma». Este balbuceo es una práctica rítmica para la posterior formación de palabras e indica un mayor control de los músculos bucales y la respiración.

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Comportamientos clave a tener en cuenta

Observe la sonrisa social, el contacto visual y el interés por los sonidos. Es típico que el balbuceo se vuelva más variado e incluya secuencias de sílabas repetitivas («baba», «mama»). Señalar, gesticular y responder a palabras sencillas como el nombre del niño o «no» son hitos importantes de la comunicación social en esta etapa.

Etapa de una sola palabra (alrededor de los 12 a 18 meses)

Las expresiones monofónicas surgen a medida que los niños pequeños empiezan a asociar los sonidos con su significado. Esta etapa suele comenzar con sustantivos concretos como «leche», «perro» o «pelota». Las palabras pueden ser aproximaciones (abreviadas, simplificadas o con algunos sonidos ausentes), pero se usan de forma consistente para comunicarse.

El contexto y las señales no verbales siguen siendo vitales. Una sola palabra puede transmitir peticiones, comentarios o emociones según el tono, los gestos y el contacto visual. En esta etapa, el lenguaje receptivo (la comprensión de palabras e instrucciones) suele superar al lenguaje expresivo, lo que significa que el niño comprende más de lo que se le dice en voz alta.

Cómo se expande el vocabulario

El desarrollo del vocabulario se acelera durante esta fase, pero aún es moderado. Los cuidadores suelen observar un aumento gradual en el número de palabras, con preferencia por objetos y personas del entorno cotidiano del niño. La repetición, nombrar objetos durante las rutinas y las interacciones verbales receptivas fomentan este vocabulario en ciernes.

Etapa de dos palabras y combinación de palabras (18-24 meses)

Los niños pequeños empiezan a combinar palabras alrededor de los 18 meses, convirtiendo palabras sueltas en frases cortas como «quiero galleta», «mamá, vamos» o «camión grande». Estas combinaciones de dos palabras suponen un gran avance: la gramática básica emerge a medida que los niños empiezan a indicar relaciones entre personas, objetos y acciones.

Incluso con un vocabulario reducido, la capacidad de combinar palabras demuestra comprensión del rol y la función: quién hace qué, quién tiene qué y dónde está algo. Puede que el orden de las palabras aún no se ajuste perfectamente a la gramática adulta, pero el significado suele ser claro para quienes están familiarizados con el tema.

Patrones comunes

Las combinaciones de dos palabras suelen combinar un sustantivo y un verbo («perrito come») o un modificador y un sustantivo («pelota grande»). La negación y la posesión también aparecen en formas simples, como «no bed» o «my cup». Estas combinaciones suelen ir acompañadas de gestos y contacto visual que completan los detalles faltantes.

Habla telegráfica (alrededor de los 24–30 meses)

Tras las etapas de dos palabras, los niños comienzan a hablar telegráficamente: expresiones cortas y eficientes que contienen palabras esenciales, pero omiten palabras gramaticales más cortas. Frases como «Papá, ve a trabajar» o «Quiero más jugo» son comunes. El vocabulario crece rápidamente y las oraciones comienzan a alargarse.

El habla telegráfica refleja la priorización del significado por parte del niño. Si bien los artículos, las preposiciones y los verbos auxiliares aún no se usan de forma consistente, la estructura de las oraciones se vuelve más reconocible y conversacional. La comprensión aumenta; los niños pequeños pueden seguir instrucciones de dos pasos y participar en intercambios sencillos.

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El crecimiento acelerado en la gramática

Durante esta etapa, se observa un cambio notable: de producir palabras individuales a formar cláusulas cada vez más complejas. Los niños experimentan con el orden de las palabras y comienzan a usar tiempos verbales y pronombres básicos, aunque los errores son comunes. La imitación del habla de los adultos desempeña un papel importante: escuchar a los cuidadores modelar oraciones completas ayuda a los niños pequeños a interiorizar patrones gramaticales.

Oraciones complejas y perfeccionamiento gramatical (30–36 meses)

Entre los dos y los tres años, los niños pequeños progresan considerablemente en la longitud de las oraciones y la complejidad gramatical. Las oraciones se amplían más allá de tres palabras y empiezan a incluir conjunciones, pronombres y terminaciones verbales apropiadas. Las preguntas y las negaciones aparecen en formas más maduras, y la narración, incluso en secuencias sencillas, se hace posible.

La pronunciación mejora, aunque algunos sonidos (como s, r, l, ch) aún pueden resultar difíciles. Los usos sociales del lenguaje también se desarrollan: los niños usan el lenguaje para expresar preferencias, negociar juegos y hablar sobre eventos recordados. Las conversaciones reflejan cada vez más un intercambio recíproco en lugar de solo peticiones y etiquetas.

Indicadores de preparación para la educación preescolar

La capacidad de usar oraciones de varias palabras, seguir rutinas de varios pasos y comunicar sus necesidades verbalmente son señales útiles de que un niño podría estar listo para entornos de aprendizaje grupal. Las habilidades sociales (saludar a los demás, tomar turnos en la conversación y usar palabras para llamar la atención) también tienden a ser más consistentes a esta edad.

Ampliación del vocabulario y las habilidades narrativas (3-4 años)

De los tres a los cuatro años, el vocabulario suele crecer exponencialmente. Los niños añaden cientos de palabras, incluyendo descripciones (colores, tamaños), palabras de acción y términos abstractos como «ayer» o «más tarde». Las oraciones se vuelven más complejas, utilizando cláusulas y una gramática más amplia.

Las habilidades narrativas comienzan a florecer; los niños pequeños cuentan historias sencillas sobre rutinas familiares o eventos recientes. Estas historias pueden carecer de una cronología clara o de detalles, pero muestran una capacidad incipiente para organizar la información verbalmente. Las preguntas se vuelven más sofisticadas, a menudo reflejando curiosidad sobre cómo y por qué suceden las cosas.

Hitos de la comunicación práctica

Se espera un habla más clara, un uso frecuente del pasado, un uso correcto de los pronombres y la capacidad de responder preguntas sencillas de «quién/qué/dónde/cuándo». En esta etapa, los niños generalmente pueden ser comprendidos por oyentes desconocidos entre el 75 % y el 100 % de las veces, dependiendo de la edad y la claridad del habla.

Lenguaje de apoyo en cada etapa

La interacción constante y receptiva es el apoyo más eficaz para el desarrollo del lenguaje. Los hábitos sencillos tienen un gran impacto: narrar las actividades diarias, etiquetar objetos y emociones, hacer preguntas abiertas y seguir los intereses del niño. Leer en voz alta todos los días amplía el vocabulario y facilita la estructura de la historia.

El juego es otro vehículo clave para el desarrollo del lenguaje. El juego simbólico fomenta el desarrollo de vocabulario, la interpretación de roles y las habilidades narrativas. Las canciones, las rimas y la repetición fortalecen la memoria de patrones fonéticos y la gramática temprana. Es importante destacar que la paciencia y la toma de turnos frecuente en las conversaciones (esperar a que el niño responda y ampliar sus expresiones) son técnicas eficaces.

Consejos para cuidadores

Hable con claridad y use frases cortas y significativas, ligeramente superiores al nivel actual del niño, para modelar nuevas estructuras. Elogie los intentos de hablar en lugar de corregir los errores directamente; mejor modele la forma correcta en su respuesta. Reduzca el ruido de fondo durante las conversaciones y establezca contacto visual para favorecer una escucha atenta y un intercambio más claro.

Cuándo preocuparse y buscar ayuda

La mayoría de los niños progresan de forma natural, pero existen señales de alerta que requieren evaluación. A los 12 meses, no balbucea ni responde a su nombre; a los 18 meses, pocas o ninguna palabra reconocible; a los 2 años, combinaciones limitadas de dos palabras o un habla poco clara que dificulta la comunicación; estas son señales que deben consultarse con un pediatra. Las pruebas de audición suelen ser el primer paso cuando el lenguaje se desarrolla lentamente.

Otras señales a las que hay que prestar atención incluyen la regresión (pérdida de palabras previamente aprendidas), la falta de gestos como señalar o un interés limitado en la interacción social. Un logopeda puede realizar una evaluación y recomendar estrategias de intervención si es necesario. La identificación temprana y el apoyo mejoran significativamente los resultados.

Actividades sencillas para fomentar el habla

Las actividades lúdicas convierten la práctica en un aprendizaje divertido y natural. Aprovecha momentos cotidianos (la hora de comer, la hora del baño, la compra) como oportunidades para etiquetar objetos y describir acciones. Haz preguntas que inviten al niño a usar palabras: «¿De qué color es la manzana?» o «¿Dónde está la pelota?».

La narración de cuentos y la lectura compartida de libros son especialmente eficaces. Señale imágenes, haga preguntas predictivas y haga pausas para que el niño complete las palabras. Cantar canciones repetitivas y jugar a juegos de rimas estimula el oído para captar los patrones del habla. El juego con el espejo (haciendo muecas y sonidos) fomenta la percepción de los movimientos bucales y la imitación.

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Ejemplos de actividades cortas

1) «Veo, veo» con objetos sencillos de la casa para practicar sustantivos y colores. 2) Juegos de repetición donde el cuidador dice una frase de dos palabras y el niño la repite y luego la amplía («más jugo» → «más jugo, por favor»). 3) Juego de títeres para crear conversaciones que fomenten el intercambio de lenguaje.

Comprender las diferencias individuales

Los niños crecen a ritmos diferentes, influenciados por el temperamento, el bilingüismo, la audición y el entorno. Los niños bilingües pueden mezclar idiomas o mostrar un vocabulario más lento en cada uno al principio, pero la capacidad lingüística general en ambos idiomas suele seguir los patrones de desarrollo esperados. La exposición regular a ambos idiomas favorece un crecimiento equilibrado.

La personalidad influye en cuánto habla un niño en un entorno nuevo: los niños tímidos pueden tardar más en hablar con personas desconocidas, pero aun así desarrollan el lenguaje según lo previsto. Factores contextuales como el tiempo frente a la pantalla, la interacción limitada con adultos o enfermedades frecuentes también pueden influir en el ritmo. Centrarse en interacciones receptivas y enriquecedoras ayuda a mitigar estos efectos.

Conclusión: celebrar el progreso y mantenerse atento

El camino del balbuceo a las oraciones completas es un proceso fascinante y complejo que refleja el desarrollo de las habilidades cognitivas, sociales y motoras. Celebrar cada hito, por pequeño que sea, fomenta la confianza y la motivación tanto del niño como del cuidador. Observar patrones y usar experiencias lingüísticas intencionales y lúdicas ofrece a los niños pequeños el entorno más enriquecedor posible para desarrollar sólidas habilidades comunicativas.

Cuando surgen inquietudes, una evaluación temprana puede identificar soluciones sencillas o apoyo específico. Lo más importante es que la paciencia, la escucha atenta y una conversación amena y participativa son la base de un apoyo lingüístico eficaz durante estos años de formación.

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